Tengo las manos torpes, raidas y cansadas. Me he caído tantas veces, que creo que ya el dolor se ha instalado como un aviso en mis huesos, para la ausencia. En el libro de lo eterno, cantos de fiesta como de llanto por partes iguales me dieron....sin embargo, quizás celebro los ultimos....
Soy cobarde por naturaleza. Le temo al ridículo, no por lo grotesco, si de probar la certeza de que lo soy. Me asustan los lugares nuevos, las personas nuevas, los olores nuevos; si no tengo la mano de alguien conocido que me diga "vamos, no estas de sobra", huir es la medida, esconderse es la imposición....
Me compadezco de mi misma con extremada facilidad. Aun con el crecer inevitable, se quedó una niña dentro de mí, que no tuvo los suficientes abrazos cuando se cayó, y que muchas veces, se curó sola las heridas y los raspones. Cada vez que tengo una pena, debo consolar a mi niña tambien...
...quizás es por eso que me vivo los momentos antes. Tomo una película de lo que quisiera, y me siento a esperar que la expongan. Me emociono de antemano con el final. Pero la vida es concreta y tiene finales sorprendentes para todos mis argumentos...y la sorpresa, como es nueva, nunca vista, no esperada, me asusta...
No sé expresar muy bien lo que siento y menos traducirlo en una acción entendible. En mi país, espero a que el otro traduzca lo que quiero, sin ir directamente a su encuentro: temor al rechazo, a una cara de interrogante o de desprecio.....porque miradas tengo de todos los colores, y me aterran las que miran vacias a hacia mí...
Soy extremedamente orgullosa de mis errores y me empecino en su verdad. Por no parecer débil, tonta, vacía...como si todo eso no cooperara más. Un perdón de mi boca, atraviesa tantas puertas, con tanos guerreros con lanzas de orgullo, tantas cortinas...que hermosa paloma es cuando sale por fin de mi cuerpo...Vuela con tantas ganas, con tanto brío, ha luchado tanto, y espera ser acogida con las manos en cuna! y cuando no pasa, no tengo nido donde ponerla y son mis manos las que acarician sus alas rotas.
No tengo nada de mí y concretamente no tengo nada. Todos mis afectos han sido prestados por la vida y voy conciente de eso. Tan conciente que creo que voy sola cuando estoy más acompañada...
Aún me falta de todo lo que soy, pero hoy quiero poner lo que hoy me duele. Hoy le abro las puertas a la luz para que inunde mis rincones oscuros, para que se quemen los cajones viejos y mi caminar sea más fluido y constante. Porque la unica constante es el cambio y a eso no puedo tenerle miedo....y si lo tengo, recuerdame que es sólo Miedo.