Hace días que ya estamos avanzando por el mes a que le tengo más susto en el año.
Siempre me trae unas revolcadas en la arena, que nunca sé a qué playa me van a tirar.
Pero si miro con atención, a la larga, siempre gano. Gano más conocimiento de mi mísma,
gano fortaleza, gano saber quienes estan conmigo. Gano tiempo.
Este noviembre, empezó con un mal rato horrible, que me hizo apreciar y reconectarme
de mejor forma a quienes que, con muy poco, te dan mucho. Abren su casa pequeña para acogerte
aunque eso signifique desarmar toda su casa, mientras que otros, teniendo tremendas casas y muchas piezasse complican completamente. Me incluyo en eso también: a veces me hago 20 mil ataos, porque sientoque la casa no está perfecta, no esta ordenada, no limpié la cocina hoy, cuando en realidad, loshogares son así: desordenados, desarmados, en construcción permanente. Si no lo están, hay dos posibilidades: mucho tiempo que podrías estar disfrutando en pasear, dormir, escuchar música, bailar, etc ó vives en un museo. Y no quiero ninguna de esas posibilidades. Las casas cómo estén en ese minuto, están perfectas. Y finalmente quien llega a ellas, no llega a ver tu casa: llega a verte a ti.

Noviembre me trae presente, que lo que le pides al Universo, el te lo da. Pero no necesariamente como quieres.
y ahí es cuando te dan ganas de patearle el traste al bendito Universo, por las jugarretas irónicas que te hace,
como si alguien haya arriba quisiera hacerte una broma, y se rie a costa tuya. Tener a alguien muy cerca,
con quien NECESITAS hablar, y no poder hacerlo, porque tienes también muy cerca, a alguien que no va entender
este proceso tuyo. Y por mientras, en el cielo, alguien se ríe a carcajada limpia....

Me doy cuenta también en este mes, que estoy más viejita, jajajajajaja o bien estoy mutando. Estoy más telépata que nunca,
tanto que paso por lo menos 10 veces al día, con gente que me dice: "me hablaste?". Me alejo instintivamente del ruido y
del boche, de las conversaciones insidiosas, de la gente amargada y me inclino con más certeza a quedarme en espacios
como mi puntita de mar. Ha mejorado muchísimo mi conexión con los caballos, que antes leían mi corazón agitado de puros
nervios. Ahora nos pasamos abrazando todo el día.

Noviembre también me regala una nueva gala. Un recoger, en una hora, el trabajo de muchos meses. Un trabajo no  tanto de cuerpos, como de almas. Y mucho de ese trabajo sólo lo sé yo, y quien baila. Siempre hay muchas cosas que queremos mostrar , hacer, fabricar, y el tiempo no da. Pero tengo mucha confianza, de que saldrá un hermoso espectáculo y que lo disfrutaré muchísimo.

Mi dulce noviembre....aun no acabas. Ojalá no me revuelques mucho y me dejes en hermosas playas.