Es increíble lo intensas que pueden ser unas horas, un par de días. Me fui este viernes y hoy volviendo, me parece que hubiese sido muchisimo tiempo el que estuve fuera, pero no tengo la menor duda de que así estaba escrito.
Cuando partí, me iba con el corazón en la mano, atemorizada y con mucha pena, de muchas cosas guardadas en él. El viaje fue una noche larga y dura, muy dura, y con la compañía de las estrellas...
Hay tantas situaciones de las cuales aprender lecciones!. Quiero mencionar dos, por los constrastes en ellas y las enseñanzas que dejaron en mí.
La primera la escuché en la casa de una amiga de mi hermana. Después de un largo día, nos juntamos a comer con sus amigas y una de ellas, contaba muy sentida, que se habia enterado hace pocos días, de una cosa que para ella era muy dolorosa. Con la pareja que tenían , compartían con muchísimas personas amigas, a las que ayudaban cada vez que podían. Entre ellas, estaba una amiga de ambos, a la cual muchas veces la consolaron con dramillas de ella. Cuando la pareja comenzó a ir mal, esta amiga incluso se acercó a ella a escucharla en todas sus penas y a darle consejos sobre lo que debía hacer y bla bla bla. El asunto, es que la "amiga", ahora es la persona que se acuesta con su pareja y ella no tenía ni idea, y se habia enterado esa misma semana. Nos preguntaba que debía hacer; se sentía usada, ridiculizada al máximo, y como decía ella: askeada. Yo no comenté mucho con ella, porque no la conozco para tanta confianza, pero para mis adentros pensaba, cómo podían haber personas que tuvieses actitudes tan bajas, tan ruines; de aprovecharse del dolor ajeno, manipular información importante y delicada , sólo para satisfacer fines egoístas escondidos. Brindar apoyo, solo para morder la mano, como las hienas. Se arrepentía esta niña de todas las veces que habia escuchado a la "amiguita" con sus dramas y problemas, para terminar acostandose con el marido; y mientras mi hermana la consolaba con las otras amigas, aprendía yo, que hay tantas personas que la amistad, es una palabra, una careta, y que lo mejor que le podría haber pasado, aunque fuese de esa forma tan dolorosa, era saber la verdad que ella ignoraba y construirse positivamente a través de eso. Porque la escoria no era ella; era esa amiga, que no había tenido escrupulos para jugar con el dolor ajeno y de la que quizás cuantas otras cosas feas se podían esperar. Porque la gente buena, la gente limpia de alma, no hace ese tipo de cosas, no se presta para juegos tan bajos. Y ver a las chikillas, incondicionales a ella, con sus mimos y cariños y risas, fue una prueba de que la amistad, sigue siendo ese valor hermoso en el que yo creo.
Y es el amor y la amistad lo que prevalece a toda hora y a toda prueba. Estaba muy asustada por la condición de Mario y aún lo estoy, y más asustada por las posibles incomodidaes que mi presencia podía generar en su entorno. Ya veía a sus papás echandome del hospital con todas sus razones que podian tener, hacia alguien que hace unos meses atrás habia hehcho sufrir una pena tan grande a su hijo. Pero no pasó. No fue un estrecharse los brazos, pero hubo un profundo rspeto y tolerancia. Fue tan bueno para todos los que estuvimos, dejar nuestras diferencias de lado y ponernos en la tarea de brindarle nuestro cariño y energía a alguien que lo estaba necesitando de cada uno de los que estabamos ahí, que reinaba una atmósfera de cariño y entrega tan maravillosa y positiva que es por eso que mi amigo ya esta un poquitito mejor cada día. Ha sido una lección de amor tan hermosa y sincera que mi corazón viene lleno de alegría y de la paz que tanto necesitaba reafirmar en mi vida. Por eso, creo que solo se ha cumplido lo que sentía al principio: que este viaje, era un viaje de destino, para ir al encuentro, de las cosas que trascienden de los pequeños egoísmos y malas intenciones de la gente. Que las personas que aún creemos en los tesoros que las personas encierran dentro de sí, no estamos fuera de foco en el mundo, ni somos una raza de incrédulos tontos. Así como las semillas enfrentan el invierno, el frío y el granizo, escondidas bajo la tierra, para esperar el sol, es así como florecen bellas cuando el sol las toca con su calor. Así también pasa con el alma humana. Y me siento florecida dentro de mí.
Así estaba escrito todo, y doy gracias infinitas a Dios por eso y por cada instante.