Se termina el día, y pareciera que es mejor empezar a buscar un amigo con platillo volador en lo alto, que te pesque y te lleve de un planeta que parece cualquier mierda, menos un lugar agradable dónde vivir. Saber los riesgos que se corren en un simple trayecto a casa, delicuentes que les roban a niños enfermos, enfermos mentales que creen que tirando piedras le aportan algo a la causa, gente que pierde sus trabajos, personas que dañan a otras porque se ciegan, en fin, terminan tapando otras cosas muy lindas que tambien pasan durante el día.Y no es que no pasen, sólo que quizás no le ponemos atención. Quizás por no parecer inconcientes o indolentes ante lo que es malo, sufrido y feo. ¿Pero escoger el camino de las cosas que sí hacen amar el mundo entonces es malo, es superfluo? ¿Cómo entonces abrimos los ojos por la mañana y nos reencantamos con las ganas de vivir? DE alguna forma debemos vaciarnos de tanta mierda y abrirnos a recibir y dar lo bueno. Debe haber algo que nos remueva a seguir estando aquí. Y a veces, sólo queda entregarse, y si es a un abrazo, de un amigo, de un hijo, de una pareja, de un desconocido o de un ángel, qué mejor? Un abrazo es un buen lugar para dejar y volver a empezar...

Aquí dejo el mío y gracias por el tuyo.