Me gusta enseñar. Amo enseñar. Me es natural entender y traducir a otros lo que entiendo o lo que no entienden. Me gusta ver los procesos, los avances. Quizás la bailarina necesita menos los escenarios vistosos si no van con un objetivo claro y aprendizaje: mostrar un ritmo nuevo, una propuesta nueva, etc. Subir por vanidad como que ya no me gusta y me cuesta. Y eso malamente, tb estaba asfixiando mi sensualidad, desligandome de ella. Creo que de a poco, ya puedo ir deslizando en mi vida presente, el mensaje de los Archivos Akashicos, de hacer la danza, mi todo-momento. Ya no es necesario que separe la bailarina de la esposa, de la mamá, de la mujer social. Puedo integrar todo. Ya no es la danza una evasión. Es una opción. Y la danza puede ser mi sensualidad, mi oración, mi trance, mi voz, mi silencio. Mi TODO. Y nada queda fuera de ella.
