domingo, enero 14, 2018
Qué pasarlo bien ayer en la playa! Nos fuimos las dos con la Cata, a nuestra playita, decididas a ampliar nuestros horizontes, aprovechando la bajamar, y la rica tarde. Así nos fuimos encontrando con los habitantes de estas orillas que tanto amo, y llegamos hasta la punta de la bahía. Asomamos la cabeza, para ver como es la vueltay ya tenemos visto nuestro próximo recorrido.  Fue genial ir con Cata saltando de roca en roca, y animarla a que le pierda el susto  a treparse por las piedras. Aunque ella dice que su mamá es como una chivita, jajajajaj, puede ser.....yo me siento tan yo, cuando ando saltando arriba de las piedras...pero es genial si tu hija te acompaña.

A la vuelta, nos sentamos a conversar con una auténtica pincoya: una mujer hermosa metida en el agua, sacando algas,
sin ningun miramiento a lo fría que estaba el agua. Ella estaba concentrada en pillar las algas en el agua y meterlas en su saco. Yo ya la había visto, a lo lejos, cargando su saco sobre su hombro y la mano en la cadera, cerro arriba, con  una gracia que yo no tengo bailando. Bueno, la cosa es que ella me sonrió, nosotras igual y ahí nos fuimos de conversa.
Me reí y hablé en chilote hasta que me dio hipo. jajajajjajaj Yo no lo hablo muy bien, pero me encanta escucharlo y me
encanta ver los usos de frases, palabras y sus sonidos. De mi amiga Pincoya, me encantó su carácter independiente y de mamá gallina con su prole, donde tiene hijas grandes a las que cuida, y que ahora extiende a sus yernos y nietos. O cuando me dijo, la razón de recolectar alga en esa playa y no en las otras:
"jueeee,en la otra playa, andan como 20 viejos corriendo detrás de una luga!!!
nooo, yo no estoy pa' eso. Aquí saco mis algas tranquilas y nadie me molesta". jajajjajajajjajaj
 Y así, conversamos del trabajo, de la comida,
de los hijos, de la escuela, de los temblores, de la cultura, de la vida. Yo lo pasé chancho y mi Cata también. Ahhh, y nos enseñaron como cruzar al otro lado de la playa. Pura ganancia de nuestro recorrido playero.

Después, nos fuimos a un costumbrista que había por ahí cerca, a comer empanadas y mirar cuecas.
Me sentí tan feliz, porque después del curso, que tuve esta semana, sé que nunca más volveré a ver el folclore como lo veía.
Ahora tiene muchos más subtextos para mí, que es como encontrar secretos en la arena. Tanta creación, tanta adaptación y tanta creativa resistencia. Cualquier rato, me voy estar bailando una pericona o un sigrilla a todo pañuelo. Sin miedo, sin susto de ofender. Porque aprendi que la danza debe estar viva, y si esta viva, no hay un correcto o un incorrecto. Se da, como se da, en ese momento y es así, perfecta.
Esta es mi forma de espantar los sueños, las pesadillas, los miedos. Ir hasta la esquina, y ver, que hay a la vuelta....y quizás volver, llena de risas, de presente, de amor por la vida.



 
posted by Miss Parker at 1/14/2018 09:24:00 a.m. | Permalink |


0 Olas besando las orillas:



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