Ayer, disfruté de un día lindo, empezando por regalonear con mis caballitos, en un día  de sol espectacular. Por la tarde, salí a pasear con mi amiga de 80 años y mi mami. Las llevé a la playa, y Fidita, me contaba de otros tiempos de hacer las cosas, de cuando la ropa se lavaba en un reguero y el verano, era espectacular cuando la ropa no te entraba en marzo.
De ahi fui donde otra amiga, que nos tenía un cuanto espectacular. Exquisito y sabroso, regaloneados a morir.
Pero llegamos a casa, y vemos la expresión de ira, de mucha gente hastiada y cansada de sentir que la autoridad se burla de ellos. Que sólo hay exigencias pero para ellos. Que no se tienen servicios efectivos de salud, de educación, social, porque todo es engorroso, prohibitivo, indigno, de cierta línea para abajo. Entonces, yo les encuentro toda la razón. No a romper, no a quemar, pero si a protestar. Porque al destruir, nos jodemos todos, nos exponemos a mas desigualdades. Pero hay que sacar la voz. Y no necesitas de un gobierno que te convoque a ser buena persona. Aquí la culpa no es sólo de una cúpula. La culpa la tenemos todos cuando creemos que ciertos privilegios, nos ponen en una categoría mejor, cuando en realidad es una responsabilidad mayor.