Tengo sueño...mucho. He dormido muy pokito en estos dos días. Casi nada.
He estado durante mucho tiempo, llorando a quien perdí. Llorando como si lo hubiesen matado; llorando sabiendo que esa persona que conociste, no volverá más. He llorado con la culpa de sentir que parte de mí, lo hizo desaparecer, y pidiendole perdón a su recuerdo, de todas formas posibles, como si eso lo pudiese resucitar.
Anoché caminé y caminé, escuché y escuché y hablé. Al venir a casa, estuve viendo una película, que contaba una historia que solo esta mañana hizo eco en mí.
Contaban ahí, que en Africa hay una tribu, que cree que para acabar con el sufrimiento, hay que salvar una vida. El ritual se llama el del "hombre ahogado". Cuando a una familia, le matan a un integrante de ellos, hacen una fiesta al lado del río. Al amanecer, el asesino es puesto en un barco, se lleva al agua y lo tiran; él está atado para que no pueda nadar, la familia de la víctima tiene que tomar una decisión: pueden dejarlo ahogarse o nadar y salvarlo. Los Ku creen que si la familia deja que el asesino se ahogue tendrán justicia, pero pasarán toda la vida de luto; pero si lo salvan, admiten que la vida no siempre es justa y que ese acto en sí mismo, puede quitarles el dolor.
Yo no quiero pasarme la vida entera de luto, ni lo quiero para nadie. No quiero seguir llorando y pidiendo lo imposible, por creer en mi egoísmo, que solo eso basta para que se cumpla.
No quiero seguir llorando por lo que fue, a pesar de lo mucho que amé y amo aún, pk quizás lo que el futuro pone adelante es mucho más grande aún que no se dimensiona ni se imagina. No quiero nombrar más a los muertos, ni esa palabra, la prohibida, hasta que no duela, hasta que la alegría ajena también sea mi propia alegría.
No creo que haya que irse a Africa, para salvarse. Porque en esa historia, tendría que estar bajo el agua y tb estirando la mano para salvar. Así que mejor, abrirse a los vivos y empezar de a poquito, por curar las propias alas y perder el temor. Como ese colibrí de la foto; a veces hay que ponerse entero en un acto de fé, para sanarse. No apostando a que la mano se cerrará para dañar ni que el colibrí se movera brusco o pinchará. Comprensivamente, dejando la mente a un lado y no juzgando. Nada de fácil.
Me voy a quedar con lo último de la película. Dice :
" El tiroteo a nuestro alrededor hace que no podamos oír. Pero la voz humana es diferente a otros sonidos; por sobre ruidos que sepultan todo lo demás, incluso, cuando no es un grito...cuando es sólo un murmullo.
El más suave murmullo acalla a un ejército, cuando dice la verdad..."
---> la cama me dice veeeen veeen veeenn...creo que ya le haré caso. Pa mi que me resfrié: tengo los pies heladisimos, los ojos me arden un pokito y siento la garganta extraña. Nononono. No kiero resfriarme. Le diré a la mente, que le diga a mi cuerpo que no le haga caso a los bichitos y que no se enferme.
Mmmm..es bueno eso de ver la vida como si fuera el ultimo momento. Un segundo a la vez. Es bueno, pero no fácil. Es más que decirlo, pero creo que con el alma tranquila, ni sikiera se piensa a proposito en eso. Sabes que es así, sin explicitarlo. Hace rato que doy por hecho, que tengo este momento y no otro. Y que el día termina siendo una suma de momentos. De no ser así, ya que de rato que me hubiese tirado de un puente para no asumir ninguna de las penas que he tenido en la vida. Es tan amplio el espectro de cada momento, que ni sikiera estas obligado a vivirlo como el mejor, lleno de positivismo, pk quizás ese momento era de rabia y no de otra cosa, y esas cosas tb hay que sentirlas para abrirse a la sensación de paz que produce cuando uno se da cuenta pktenia tal o cual determinado sentimiento. Debe ser por eso, que no me gusta andar explicitando que cada conversación , cada soplo, es el ultimo. Basta con saberlo para disfrutarlo. Más que agradecer los minutos que se van, prefiero celebrar los minutos que llegan, pk esos ya vienen de extra.