sábado, febrero 24, 2007
Acabo de ir a edjar a mi Cata al terminal.....Ha sido un día intenso y si bien estoy cansada, tengo una sensaciòn en el cuerpo que me gusta mucho.....es como así:
cuando en Chiloé llueve y llueve, con viento y frío y una a quedado mojada como sopa, no hay cosa más rica que tomarse un tecito, secarte la cara con una toalla limpia y sentarte al lado de la estufa. Es un calor tan rico, una acogida tan primitiva y visceral....me imagino que debe ser como la calidez que sienten los bebés dentro del útero. Algo así siento yo....Una cosita que salió de mi cuerpo, me vino a acoger con sus brazos, me llenó de besos y me dejó el cuerpo lleno de sopita de amor. Llevaba casi un mes sin verla, y desde que estudiaba en Osorno, que no pasaba tanto tiempo lejos de ella. Compincheamos, porque en un mes un niño crece mucho y más mi cata parece......y llega como media amiga media hija. Nos sacamos hartas fotos, salimos a jugar en el edificio, miramos peliculas, salimos de compras, nos dimos espacio, nos dimos hartos besos y abrazos...que puedo decir....Gracias hijita por tanto amor sorprendido en tus manos...
Es primera vez que tambien estabamos juntos con mi mamá, la Cata, la gaby, mi papá y yo, desde que confirmamos el diagnóstico. Y los grandes teniamos que conversar ( yía, tan grande ahora po) Mi papá se quebró y se puso a llorar como un niño tratando de explicar lo él tenía pensado para cuando no estuviera. Y lloró su buen rato; un montón de lágrimas que se tenía guardadas de quizás cuando. Y con toda la calma que pudimos, sin angustiarnos ni dando nada por hecho, tratamos de ir ordenando las cosas con respecto a la casa de ancud, del campo, etc. No es que haya que pensar mucho de para quien es o cosas así. Eso lo sabemos. Tanto mi mamá como yo nos mirabamos, y ocultabamos la pena que nos da, que quien más quiere ese campo, no lo este disfrutando en este momento. Cuando quedamos solas con mi mamá, me decía que se puso a llorar la ulima vez que fue, porque se decía que iba a hacer con ese lugar y que le daba rabía pensar que ahora que por fin mi papá había cumplido su sueño de tener su lugar para su vejez, quizás no tenga mucha vejez que disfrutar....y si bien tiene razón, eso solo me confirma ás que uno no saca nada amarrandose a ninguna cosa, porque tarde o temprano, los caminos se separan y solo queda agradecer por todo lo vivido. A veces, esa tranquilidad no llega con toda la rapidez que uno quisiera. A veces, hay que pasar un vía crucis, estación por estación, para ir internalizando el dejar ir con amor y sanando el dolor que produce el separarse de las personas o lugares que se ama. Afianzar la fé de que nada es para siempre y que todo pasa. Peo esa fé no se cree hasta que se vive. Hasta que realmente te sientes bendita(o) por Dios. Y cuando digo bendito, no digo que uno ande levitando por las calles, con una aureola, despidiendo olor a incienso y mirra. Para mi estar bendita, es estar en gracia con el Eterno. Tan simple y parecido a los abrazos de la Cata que me acunan, o el calorcito de mi estufa cuando llueve y tengo frío. Es algo que te envuelve y te llena de un silencio y calma muy especial. Porque sabes con todo el cuerpo, con toda el alma, que aunque estes con un día horrible, o lleno de cosas tristes, o rodeado de gente sintiendote solo, todo el cuerpo y el alma te dicen : en tí y Tú en mí. Y con esa certeza, te entregas a disfrutar estar vivo incluso en el dolor, en la partida. Ya no me cabe mucho en el cuerpo ( y agradezco ese enorme regalo) pasar las penas sin alegría. Le quito gravedad y ceremonia a muchas cosas, porque creo que así, no se transforman en unos tremendos monstruos que intentan aplastarnos con su seriedad. La otra vez, pasabamos por el super con mi papá, a los días que nos dieran el diagnóstico, y una señora de el Parque del Recuerdo, le pasó un folleto a mi papá. Yo me quedé media perpleja por un segundo, pensando muy rápido: "uchas, más encima le ofrecen sitios para entierro" y despues nos largamos a reir cuando le dije que me iba a cambiar la carita porque "andaba oliendo a gladiolo". Y funcionó. Ya nos hemos dejado de espinar cuando nos ofrecen nichos, seguros de vida, nos cantan canciones en la micro o cosas así. No deja de doler lo que tiene que doler, pero hay mucho amor en cada risa. Mucho.
A veces, pienso en el hospital de Ancud, tan refome que ni las paredes tiene algo en que distraer la mente. Y me encantaría que me dejaran ponerle algunas frases (como en el hospital del cáncer ) alguna imagen de chaplin, algun grafitti o que se yo. Algo que nos haga recordar que todo pasa y que los caminos de la esperanza son infinitos.
 
posted by Miss Parker at 2/24/2007 10:02:00 p.m. | Permalink |


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