Mario se fue ayer a Stgo, y yo quedé haciendo pucheros y comiendo galletas para la depresión. Mario dice que aún no supero el karma de las vidas pasadas y que por eso me da pena cuando yo tengo que estar en un lado y él en otro. Y como soy tan extremista, prefiero hasta romper con él, que extrañarlo y sentirlo lejos.....puede ser...puede ser....Igual bien exagerada mi pena por 4 días no más, pero es que ya llevamos un mes en la "junción" y como que igual apesta un poco..pero weno, sólo queda un fin de semana más no más....

Entonces, ayer me quedé cavilando cavilando, tratando de buscar la madre de todas las causas...no sé si la encontré, pero si tengo un tema bien fuerte con las separaciones y estos harikiris sentimentales que a veces me hago. Primera cosa, le tengo miedo al dolor emocional. Al mismo tiempo, no tengo buena tolerancia a la separación. Entonces, cuando estoy amando, hay una barrera que inconcientemente pongo para que cuando se produzca la separación no hacerme pedazos. Un par de veces me salté la barrera y ese par de veces que me la jugué, se fue todo a la mierda y terminé hecha pebre. Por tanto, algo se activa como diciendome: no quieras hasta el fondo, porque cuando lo hagas, se va a acabar y vas a quedar hecha pebre otra vez. Tengo la infantil idea, de que si me callo y no llegó hasta el fondo, la "separación" y la "muerte" no se van a dar cuenta y no van a pasar por aquí. Mi abuelo fue mi primer gran dolor, y ese me activo el deseo a no querer pasar por eso otra vez. Después vino el dolor del primer amor a los 17 y Rodrigo a los 27. Como con la muerte, tuve que hacer mis duelos sin poder despedirme, sin poder hablar la última vez, cuando para mí hablar, es casi tan vital como respirar....Y el último, mi pá, donde hasta unos días antes, traté de seguir enojada, para que la muerte no se diera cuenta de cuanto lo he amado toda mi vida y no lo viniera a buscar. Qué infantil idea, pero qué hacerle si es así. Por eso quizás, no le digo en palabras a Mario, lo profundo que es mi amor por él y lo feliz que me siento siendo amada. Porque siento que si lo digo en voz alta, una de esas dos sombras puede aparecer y llevarse mi felicidad, quizás para siempre... Le tengo miedo a ese riesgo y a pesar de que no lo digo, Mario sabe que cuando él se tiene que despedir para irse a alguna parte, yo me siento, hablo poco y me amurro, no porque esté enojada con él, es porque quiero ver si así, esas sombras pasan de largo y no se dan cuenta de cuánto lo amo. Por eso, cuando se va, me mira y me dice: Lo sé.

Concientemente trabajo en esto. No quiero supeditar la expresión de lo que siento al miedo de disfrutar mi alegría ahora por lo que viene después. A veces, tener el control de cómo cierro mi puerta, de la ropa que me pongo, o de lo que voy a comer, me hace creer que tengo el control y la responsabilidad de todo a mi alrededor y eso no es así. Existe por sobre mí el Destino, el Camino para todas las cosas y que debo mantenerme con fé. No con fé de que las cosas serán siempre a mi favor, si no con fé, de que nada se pierde, nada se olvida, nada se muere, de que siempre estarán conmigo, cerca o lejos, despierta o durmiendo, pero siempre Conmigo....