No se trata de paciencia. Se trata de que hay determinado tipo de gente, que me saca de las casillas con su estupidez. Cuando comienza a pronosticar toda clase de males por una equivocación e invocan toda una letanía de consecuencias...realmente hay que tenerles profunda y santa paciencia, pero esa a mí no me tocó, ya lo he dicho otras veces. La paciencia no se me dió para aguantar la estupidez.

Mañana empieza un buen fin de semana. Por la noche del sábado, nos juntaremos a comer pizza con mis alumnas en la casa de la vecinita, una alumna mía que vive en la misma villa. Comer pizza es la excusa para reírnos a mango, darnos los regalos y ponernos a bailar en el living. Se supone que es con pijamada, pero no sé si ando con ánimos de pijamadas. Quizás sólo voy y de ahí me vengo a casa a terminar de una buena vez con el aseo mental que tengo pendiente. Cuando una tiene la cagá en la cabeza, se tropieza con los pensamientos igual que con cajas por el piso de la casa. Y el corazón desde Stgo que lo traigo como un maremoto contenido, a punto de desbordarse en cualquier lado. Necesito mi sillita y la luz del faro en la ventana, haciendome guiñitos. Necesito llorar para bien. Necesito llorar para lavarme el alma. Pero no quiero que me pregunten aquí pk lo hago. Se siente mucha soledad no poder decirle a nadie en el mundo la razón de pk una llora. Así que toca aguantarse unas horitas...Vamos Potra, diría mi pa...

Quiero paz.
Quiero una pausa,
quizás morir de amor en tu mirada...