Ando pesadilla. De muy malas. Pero para adentro. Por afuera no se me nota, salvo que ando como cortando por lo sano, y con poca paciencia para aguantar las 50 mil vueltas de las personas. Es o no es, y para cuando, y para dónde. Así no más.

Un poco fomeada. Ayer estaba preocupada. Hoy apestada no más. Desde hace unos días, me siento un bulto, debajito de la clavícula, que no parece una pelota, sino como estuviese hinchado. Pero no me duele ni nada. Es como si me hubiese picado un zancudo gigante, pero sin picadura, sin rojo, sin ardor. Y no sé que es. Salió, así de la nada. Voy a esperar unos 10 días y si sigue ahí entonces me haré algun exámen. Ya va siendo hora no? hay que sacar la revisión técnica de las 33 mil millas. ja-ja-ja ( osea fome, hasta para reírme.)

Como estaré de fome, que ni siquiera la idea del viaje me entusiasma. Eso que ahora tenemos la plata de sobra para eso, para los arreglos de la casa y más. Y no es de inconciente. Me doy cuenta cuanto sufren miles de personas por conseguir 100 lucas y a nosotros nos pasan 3 palos de la mañana a la tarde a 0.5 de interés, osea casi de nada. Mario me dice que estoy cansada y yo quiero  creer de que sí. Lo weno estaría saber de qué.

Lo bueno: la Angie salió del hospi, con antibioticos para la casa, y muchísimo mejor. Estuve con ella un rato y mañana iré de nuevo. Y hoy tengo clase. Hoy bailo. Y bueno, porque cuando bailo, no soy nada. Simplemente, bailo.