al conti a ver a nuestro amigo Campeon, que hace añazos no veíamos, riéndonos
y recordando la época en que trabajaron juntos en la constructora. Aprovechamos
de salir a pasear juntos por PtoVaras, y ver unos minísculos saltos de agua
que en nada se parecen a los primaverales, donde el agua cruza las pasarelas del parque.
Y estos días, fue para despedir a un profe amigo. Estoy feliz de que pueda estar al otro
lado viendo a su gente querida, y por fin, conociendo a su Jefe. Pero mi mente infantil
se acostumbró a verlo en muchos lugares en estos tantos años, a escuchar su conversa y sus
recuerdos. Fui su alumna en religión, por voluntad propia y apertura de él, aunque mis
papás habían firmado para que no hiciera religión en el colegio. Y me envió a seminarios
de liderazgo, confiado en algo que veía que yo veo ahora con los años. Y me consoló con
sabiduría tremenda cuando yo había perdido mi fé, demostrándome lógicamente, la eternidad
del amor ante la muerte y las diferentes formas de amar. Que cuando me tocó dirigir ciertos
asuntos, decía que estaba muy buenas manos. Qué bueno que tengo una sonrisa como último
recuerdo suyo.
La pena que tengo es bien egoísta: es ver que aquellos que me conocieron de niña, pronto
se irán yendo. Mis amigos seniors de pronto no estarán, y eso, me apreta el corazón, porque
esos recuerdos que me dicen de mí, cuando nos encontramos, ya nos los escucharé. Será que se
me olvidará que fui niña? que me saqué la cresta en cuanto piso había para correr y que fui
terriblemente preguntona y parlanchina? que jugué a ser doctora, anfitriona de hotel, bailarina
de samba, chef y gerente de negocio, vendedora de café y harina? que devoré hasta 6 helados
diarios, y que vendía mi alma por pan amasado con mantequilla como si fuera oro? Que inventaba
cuentos, que leía cuando no sabía leer, que toqué guitarra desde los 6, hice poemas desde los 8,
que fui amadísima por mi abuelo, o mis abuelos en realidad, incluso hasta por los abuelos
de mis hermanos. Se me olvidará? Dios no lo quiera. Y que no se me olvide tampoco el cariño
de mis "amigos seniors" y todas sus historias, que incluso guardaron la mía.
Buen viaje amigo padre, que te reciba tu Jefe con tremendo mambo y celebración. Gracias por
ver a través de mí, por ser tan choro, por contarme que había más mundo en el mundo.
