En estos momentos reactivos de todos lados, donde hay felicidad porque la gente por fin reaccionó a darse cuenta que hay cosas que no se deben aguantar, y pena de ver a otros que se aprovechan para robar y ratear de lo lindo. Tengo amigos y amigas en diferentes ciudades y son flaytes muchos de los desórdenes. Pero veo gente caminando tranquila y feliz pidiendo lo justo: no más abusos.
Pero egoístamente, me tiene feliz tener a mi Cata, aquí al lado mío. No tener esa angustia horrorosa de las mamás con sus hijas  en la U asustadas de que anden en la calle. En estos momentos, me alegro tanto de haberle hecho caso a mis tripas!
Ojalá en estos días me hablen también y tener intuición para donde vamos. Tengo esperanza, tengo ilusión, he tratado de ver con mis alumnas, que somos las mujeres, unas magas con mayor manejo y conocimiento. Tenemos la energía femenina para solidarizar y acoger y la energía masculina para canalizarlas en acción. Mi labor, mi trabajo, es que mi sala sea ese espacio donde ellas canalicen las energías. Aunque no será hoy si los pelotudos que cierran los caminos no entienden que así se comportan igual que el piraña, que no escucha a nadie. La gente del campo queda aislada y ellos bien gracias. Como sea, yo no me quedo callada. Como sea, yo hago mi parte.