Pasando la noche más larga... Cada día ganaremos un poquito más de luz y también de esperanza. Yo he decidido pararme en la orilla que sabemos que estos son dolores de parto, y esperar con optimismo a que lo que vendrá; será duro pero hermoso. No es que me haga la loca, sino que acepto y elijo que mi tarea es mantener la esperanza y la moral arriba. Y rezo para que pronto tod@s sintamos que fue un fue fuerte aprendizaje. Estamos cada un@ dando una pelea, matando fantasmas, desocupando recuerdos, atravesando miedos, soltando las angustias, macerando las emociones. Y este viaje es muy solitario a veces. No por aislamiento, sino porque así son las tareas espirituales. Dolorosas y solitarias. Pero al fondo, está la luz. Y para allá vamos. Somos semillas en tiempo de espera para florecer.