Seguimos en el camino de la mejoría. Quedan varios días, y varios pinchazos. Ohh mi corazón, se acelera a mil, cada vez que hay que ponerle sus inyecciones. Ayer ya no le agradó mucho y tuvimos que llamar a nuestro viejito adiestrador para que lo inyectara. Hoy lo intentaré yo. Pero no es cosa menor clavarle una aguja a un animal de 400 kilos. Por lo menos, la jeringa oral me la recibe bien y pelea cada vez menos. Pero estoy muy feliz de ver a mi caballito mejor.