Charaiveti, charaiveti...

Una de mis compañeras de escuela se hizo monja de claustro. No sé porque me sentí como ajena a esa noticia cuando la supe meses atrás, cuando en otro tiempo me hubiese emocionado. Como que me dió lo mismo en ese rato, no me conmovió, y eso, sí que me asustó. Pero ayer la vi, en su foto de matrimonio, por así decirlo, y la entendí y compartí su alegría. Y me encontré con una parte de mí tb.

Quizás me he sentido medio apresada en cómo debería ser. Quizás he sido un poco negrera conmigo misma, imponiendome mucha perfección y sensatez. Me ha estresado la imagen pública por así decirlo, y he perdido un poco el reflejo de mi misma. Me he impuesto algunos roles que ahora me pesan un poco. No es una cuestión por tratar de encajar, sino que en tratar de definir quien soy o para qué soy. Y como que ahí, me enredé el camino sola.

Pero el asunto es que me equivoco y mucho, y cada rato. Y es mejor apagar el reality mental de la cabeza, que te la pasa juzgando y evaluando todos los caminos que dan tus pasos.Yo sólo quiero responder a la necesidad de mi Ahora. Apagar el sistema de alerta temprana que siempre ando trayendo para todo, y simplemente abandonarme a ser, aunque eso  signifique no tener una vida grandiosa, ni de best seller, ni de mérito ni intercultural, ni interidiomática, ni trascendental. Aunque eso sea ser de lo más común y corriente y hasta fome. Yo quiero ser lo que soy, sin más aspiraciones que estar feliz conmigo misma. Así no más.

Ahora te entiendo y te siento Clau. Abandonarse para Ser.