Ayer dormí sola en mi casita de mar. Siempre quise venir y quedarme. Y ayer parece que ya estaba muy saturada de cosas. Estar en casa igual puede ser muy desgastador, porque no estoy acostumbrada a tener a mi gente 24/7 y cuando ordeno, las cosas se quedan así por varias horas, pero aquí todos los días la misma cosa aburre a cualquiera. Eso sumado a no poder hacer clases a mi gusto, tocando, abrazando riendo con mis alumnas igual es heavy, y más desgastador, porque cuando realizo mi clase grabado si explico algo, no me gusta, tengo que volver a grabar y así. Y a veces la frustración es altísima. Ni hablar de los procesos de edición, y dar de alta los videos, pues debo hacerlos desde el celu. Mi pequeño notebook es para tareas chiquitas y no para estar comprimiendo películas ni menos hacer videoconferencias con la resolución adecuada. Entonces, tarea extra. Además a todo eso, estoy en 2 chats de colegas, uno del sur y otro general. El primero es más fácil de gestionar y proponemos cosas de harta utilidad, tratando de apoyar a quienes tienen la danza como única fuente de ingresos y que incluso arriendan una casa que es su sala también. Pero el nacional, uhhh, son 300 posteos diarios y pura exhibición. Y eso me da mucha lata. Entonces ayer, fue una suma de cosas, todas pequeñas e ínfimas y realidad quizás puros procesos de frustración míos, pero necesitaba bajarme de la bola un rato. Ser yo con yo, ocupada de yo. Entonces me traje un poco de pan, una palta y agua, y mi esposo quizo venir a dejarme. Y aquí me quedé. Solita, ronroneada por el mar, visitada por los pajaritos, con música en la tablet y sin Internet ni teléfono porque a mi casita no llega mi compañía.
Así lo quise siempre!!!! Quedarme solita, intoxicarme de libros y ver mar mañana, tarde y noche. En poquitos palabras, La Felicidá.
Así lo quise siempre!!!! Quedarme solita, intoxicarme de libros y ver mar mañana, tarde y noche. En poquitos palabras, La Felicidá.
