Por eso, lo mejor fue partir a la playa. Seguir trabajando en nuestra casita y compartir con un par de amigos. Ni cuenta nos dimos cuando eran las 4 am de puro conversando.
Y el domingo lo ocupamos para terminar de colocar el piso vinilico y así dejar muy lindo la manzarda. Solo falta pintura y pegar algunas cosas, para ir por la baranda y listo.
Todavía me queda una semana antes de volver a clases.