No hay duda que mi bisabuela me contagió su gusto por la bohemia y el canto. Empecé por decidirme a ir por la tarde al pueblo y justo me encontré con mi mami así que nos enguatamos comiendo torta primero y copuchando. Y de ahí, por la noche, al karaoke del tugurio donde nos juntamos anoche, ajjajajaja. No querían soltar el microfono de otra mesa, de donde cantaban como si les estuviesen abriendo la wata, pero eso no fue impedimento, para que después de un buen amaretto, cantara como si fuera a morir jajajajaajaj Y hoy, todavía no se me pasaban las ganas de juerga afortunadamente, así que en mi clase, todas quedamos con la lengua afuera, jajajajajaa

Y a ver si alguien se une a cantar y me cuenta algo tb y se anima a andar conmigo...