Acabo de venir de la casa de mi abuelita. Uy como se le ha ido la onda a mi viejita linda, pero yo la encuentro igual de divertida que siempre. Es un gran regalo, un hermoso regalo de amor, que con la chochera de su cabecita siempre se acuerde de mì, y de lo que estoy haciendo. Hay hijos y nietos que ya no reconoce, pero conmigo, son pocas las rayaditas que se pega. Le gustaron mis botas y mi pañuelo, y me contaba que las vió en una liquidación, cuando hace años que ella no sale. Y que porque no fui para el año nuevo....hhahahha asi que yo le sigo la cuerda no màs, y nos vamos de chachara y risa todo el rato. Abueli, yo no necesito que estes lùcida, a mi me basta con que te dejes querer asì como te quiero.

Algo debe haber en mì, que los viejitos se dan conmigo. Supongo que me llevo mejor con ellos, que con la gente de mi edad. A mi me gusta conversales y que me cuenten como eran las cosas antes, cuando parece que había más tiempo y más energía, cuando había más voluntad de sacrificio y más tolerancia. A mi me gustaría tenerla , pero parece que eso no esta en mi camino.

Como con Mario, por ejemplo, no tengo mucha paciencia para ir viendo si de verdad cambia, si de verdad le hacen click algunas cosas. A veces, parece que sí, que las entendiò, pero resulta que sólo era una idea y no termina siendo asì. Yo lo quiero muchisimo, mucho mucho, pero quizás me he puesto muy grave con el tiempo o menos tolerante entonces no tengo ganas de perder mi tiempo, estableciendo y desarmando acuerdos. Me parece que el respeto no tiene que enseñarse: se refleja o no, se vive o no. Y por aquí siempre tengo que estar marcando la cancha. Y no me gusta tener que decirle a alguien: déjame tranquila o con esto no te metas. Igual, he pensado mucho mucho, porque parece que cada vez que converso con Mario, es como si recien entendiera algunas cosas que antes no entendì. Ahora entiendo, que Rodrigo se haya visto agobiado con esta mujer, que parece que no tenía nada claro, y que todo le angustiaba y que se iba a morir si él se iba. Qué presionante sentirse así tan cargo de otro.....No estoy diciendo con esto, que me echo toda la culpa y que el pobrecito era un pan de Dios incomprendido, pero si entiendo, que hay cosas que una las procesa solo con la madurez que te da el tiempo y el reposo justo de los sentimientos. Desde la ansiedad y la angustia no vienen buenas las cosas, porque la matriz de ellas es el miedo, y cuando las cosas viene del miedo, ya viene débiles y carenciadas. Y un amor, que siempre teme algo, no puede crecer bien, porque el mismo crecer se le transforma un stress. Eso lo sé ahora, que ya pasó la tormenta y puedo mirar las cosas con más calma. Y si no lo comento, siento que no estarìa siendo justa con la historia. Y sobre todo, porque hay una razòn simple para soportar todas las cosas y entenderlas mejor: hay que estar amando. Y ya no me duele aceptar, que si bien me quisieron mucho, quizás no me amaron tanto. Quizás mi amor venía de mi ego, quizás era muy sincero pero muy miedoso tambien. Y quizás eso tambien le pasa a Mario. Entonces, a ratos siento que Mario es DAniela en otro tiempo y que yo soy Rodrigo dando argumentos para que me dejen en paz. Pero por alguna razòn, tengo las dos caras de la historia, para tratar de hacer las cosas, con el menor dolor, o lo màs sinceramente posible, porque sè bien cómo se siente y cómo te hacen sentir.

Quizàs sea para eso el dolor y todas las cosas que me han pasado. Para poder ponerme en las dos situaciones y si no es asì, entonces es un gran regalo poder tener esos dos puntos de vista. Hay un proverbio nipòn que dice que la flor más bella es esa que florece en la tormenta. Quizás ha sido bueno para mi alma, tener su propia tormenta.