Mira papá...después de todo, no importa todo lo que me alegaste y todas las estupideces que has hablado. El resultado se cumplió igual: ya no te moriste, y al contrario, quedaste con un tumor que es una expresión mínima de todo lo que tenías. Y aunque no pretendo volver a hablarte nunca más en esta vida, quiero que sepas que sí me alegra mucho saber que no me equivoqué al dejarte en la cato y que todo el esfuerzo de todos ha valido la pena. Y quizás algun día, yo tambien me sano del tumorcillo que dejaste en ese órgano que se llama "corazón" sección " amor al padre".