Esta mañana, lo que le pedí a Dios, Dios me lo dió. Y cúan agradecida le estoy. La serenidad, puede ser en algunos casos, un regalo tan maravilloso, que no siempre sabemos apreciar. Ante todas las cosas, me dio hoy ese regalo.
No le fue bien a la gaby con los examenes. Tiene un tumor, que al parecer no le compromete la columna, pero está como detrás de ella. Así que su oncóloga la derivó donde un traumatólogo que pueda evaluar mejor los pasos a seguir. Claro, viene una biopsia, pero él le dará mayores detalles de cómo se hacen y cosas así. La doc habló con mi mamá, mientras la gaby se desahogaba un poco, y mi mamá estaba hecha un trapito cuando llegué a la casa. No me tuvo ni que decir que había pasado pk se le notaba en la cara. Pobrecita, no le ha tocado fácil, pero si es así, es porque Dios sabe que es más fuerte que lo que ella misma cree. Y la gaby, esta muy bien desahogarse pk así se piensa mejor. De hecho, esta más tranquila, pk sabe que hay pasos por ver aún, y quizás no es tan terrible como parece al principio.
De ahí me fui al banco a entregar los papeles de mi papá, y a conversar con el agente, para que estudie la posibilidad de ampliar al maximo los creditos, sin dañar el patrimonio, pk nunca se sabe como evolucionan las cosas. Además, no le hemos dicho a mi papá y no le diremos hasta que sepamos exactamente frente a qué estamos. Aunque yo sé que igual algo siente. No sé cómo, pero yo lo sé. Afortunadamente, Mario me acompañó al banco, pk igual no estaba segura, si iba a poder estar calmada para explicar todo y retener información. Pero gracias a Dios, el milagro fue muy bueno, y pude estar de lo más tranquila. Una suerte tb que el agente, fuese muy muy amable.
Y ahora en casa, no quiero hablar. No es que esté enojada ni nada. El toti, extrañamente, no quiere salir de la casa y dejarme sola, a pesar que tengo la puerta abierta. Se tira al piso y me hace fiestas, y claro que me dan risa, pk eso es muestra de lo mucho que me quiere mi gatito lindo.
No tengo rabia con Dios, ni con la vida, ni con nada. Sólo estoy algo perpleja, como aturdida. Y algo cansada. Mi mamá me preocupa más que la gabriela, no sé porqué. Pero a pesar de todo, a pesar de que igual me da pena su dolor, estoy tranquila. Tengo como una fé absoluta, cómo una certeza en el cuerpo, de que Dios nos tiene en sus manos, y no podemos estar de forma mejor. Y debe ser por eso, que no tengo miedo hoy. Por eso le doy gracias: por este regalo que hizo en mí, en mi hermana y en mi mamá. Por facilitar todos los tramites de hoy y por toda la gente que fue muy amable conmigo.
Solo por hoy parece que no quiero hablar más; no quiero escuchar mi voz. Me quiero quedar el resto de tarde que queda aquí en la casa. Mario en la oficina y la cata en el colegio. Quiero meditar y quedarme con esta visita de Dios; con sus extrañas pero potentes maneras.