Han pasado algunas cosas estos días, y no he escrito no por falta de ganas, sino por falta de tiempo. Pero a pesar de tener esta decepción grande con mi papá, no he tenido ni siquiera tiempo para deprimirme, porque cada día me encuentro con gente que vive cosas realmente terribles y no anda lloriqueando ni deprimida por los rincones. Dios cierra una puerta pero abre ventanas de mil colores para mí.
Pero para mi papá, mi puerta para él .....se cerró. Y no por venganza ni nada, sino porque no me hace bien su egoísmo. Solo eso...y no deja de ser, muy, pero muy triste.